Martes 22 de febrero de 2011, por Jilandero (actualizado el 6 de febrero de 2012)
El domingo antes del gordo, es decir, el domingo de sexagésima según el calendario lunar, equivalente a una semana antes del carnaval, no es un domingo normal en Villanueva de la Vera.
Si bien amanece tranquilo, con algunos rezagados de la noche anterior, en la que ya se desplegó parte del folklore y la energía del carnaval, poco a poco se va manifestando la esencia del Peropalo. Los mayores serán los primeros en arracancar con "El Peropalo en su Sitio", y darán algún que otro apretón a los jovenzuelos que cuando se contagien no tendrán freno.
La gente saca sus blusones, pañuelos y sombreros oliendo a naftalina tras un año de espera, pero pronto van adquiriendo el olor del corcho quemado con el que se empiezan a tiznar las caras. En general ese día la gente se reserva las galas para la semana siguiente, aunque los capitanes y la gente que colabora con ellos ya se viste con toda la vistosidad del traje regional.
Por la tarde la gente empieza a acudir a la plaza del Cerro, hogar del Peropalero Mayor, Tomás Salinero, casa de donde saldrá a las cinco de la tarde la cabeza del Peropalo, la turra, en manos del capitan de ese año.
Un moderno cantar relata este hecho:
El domingo antes del gordo
ya se escucha el tambor
si te mira el Peropalo
Se te alegra el corazón
Jose el "Charraco", capitán de 2004 |
La multitud estalla en júbilo y a ritmo de un sólo tambor, tocado por el peropalero mayor se lanza a recorrer las calles del pueblo.
Tomás Salinero tocando el tambor y detrás la turra. |
La gente pronto pugna por coger un rato la Turra, unos peleando con los mozos, otros pidiéndola amablemente a los peropaleros, que se esfuerzan con sus garrotas en protegerla. A pesar de lo aparatoso del evento y los garrotazos que se dan, no hay incidentes y se respeta la autoridad de los peropaleros, que se tienen que emplear a fondo.
La turba se lanza camino de la carretera, sube por la calle la fuente, gira por la callejuela de Santa Ana y en Simón Valverde se dirige hacia la Iglesia, allí coge la calle Real y la recorre por completo hasta llegar a la plaza, donde se da una vuelta y se baja por gabriel y Galán para girar de nuevo por la calle pósito hasta la Calle de la Iglesia y por la calle de las Campanas se vuelve a la Corona, una vez allí se va hacia la ermita de San Justo y Pastor y de nuevo en casa de Tomás la capitana recoge la turra de nuevo.
En la foto vemos la comitiva llegando a la Corona. |
No siempre ha tenido ese recorrido la Turra, pues antes el hogar del Peropalero era otro y por tanto salía de otro sitio, y las calles del Cerro son de reciente construcción
Una vez guardada de nuevo, se baila una larga jota al son del tambor y, posteriormente, los capitanes ofrecen un convite de dulces, limonada y sangría. La alegría se desborda, la energía está desbordante, es tiempo de convivencia y armonía.
Convite tras la turra |
Después los peropaleros salen de ronda con los tambores, parando de tanto en tanto en algún bar o en alguna casa donde se los invite a unos dulces y un trago de vino.
Ronda de tambores |
Igualmente los guitarreros hacen los propio con sus guitarras, laudes, bandurrias, calderos y almireces. Otra moderna copla relata la alegría des esos momentos.
El domingo antes del gordo
se barruntan las guitarras
venga juerga y cachondeo
corra el vino de pitarra .
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A partir de esos momentos se viven escenas carnavalescas por una tarde, caras tiznadas, apretones, locuras, jotas, rondeñas.. que sirven de anticipo a lo que va a venir a la semana siguiente.