El Peropalo. Carnaval en Villanueva de la Vera

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El Peropalo. Carnaval en Villanueva de la Vera


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Programa de ritos y festejos

Siempre es el mismo.

Miércoles 27 de enero de 2016, por Jilandero (actualizado el 11 de febrero de 2016)    Ver en formato PDF


RESUMEN Y HORAS APROXIMADAS DE LOS RITOS

Día primero enero a las 6 de la mañana: diana informal

DÍA DE LA CABEZA:

5 de la tarde: salida de la Turra.

Después: ronda de tambores, ronda de guitarras, convite de los capitanes, borrachera y baile suelto.

SÁBADO DE VÍSPERAS:

5 de la tarde: Colocación de la Aguja.

Después: ronda de tambores, ronda de guitarras, borrachera y baile agarrao y suelto en la carpa.

DOMINGO GORDO

00.00 Confección del pelele en lugar secreto.

7.00 Endiablada o procesión del silencio. Del Cerro a la Plaza.

Ronda de tambores.

10:30 Vuelta, judiá, colocación en la aguja, jota.

Ronda de tambores

13.00 Vuelta, judiá, colocación en la aguja, jota.

Ronda de tambores,

13.00 Ronda de los capitanes (después de misa)

Ronda de guitarras.

16:00 Vuelta, judiá, colocación en la aguja, jota.

Ronda de tambores, ronda de guitarras.

18.30 (o antes si es a principios de febrero) Acostar al Peropalo.

Ronda de tambores desde el Cerro, ronda de guitarras desde el cerro.

Baile agarrao y suelto en la carpa.

LUNES DE CARNAVAL

10:30 Salida, judiá, colocación en la aguja, jota.

Ronda de tambores.

Ronda de tambores ern la Residencia. Ronda de guitarras en la Residencia.

13:00 Vuelta, judiá, colocación en la aguja, jota.

Ronda de tambores. Rondas de guitarras.

Los disfraces no tienen que ver con el Peropalo, pero también se ven.

16:00 Vuelta, judiá, colocación en la aguja, jota.

16.30 Ronda de los niños desde la plaza de la Iglesia.

Ronda de tambores. Rondas de guitarras

18:30 (o antes si es a principios de febrero) Acostar al Peropalo.

Ronda de tambores desde el Cerro, ronda de guitarras desde el cerro.

Baile público.

MARTES DE CARNAVAL

5:00 Diana de tambores.

6:00 Concentración de burreros en sitio secreto.

7:00 Vuelta, judiá, colocación en la aguja, jota.

10.00 Corrida de las elecciones.

10.00 Recogida de las alabardas y entrega de la bandera al capitán.

Vuelta, judiá, colocación en la aguja, jota. Ronda de tambores

11.00 Convite en ca los capitanes.

13.00 Vuelta, judiá, colocación en la aguja, jota.

15.00 Concentración de calabaceros en lugar secreto.

15.50 Salida de la justicia.

16.00 Salida de os calabaceros y ofertorio de las calabazas.

16.15 Salida del paseo desde casa de los capitanes.

17.00 Baile de la bandera en la Plaza. Ofrenda del chorizo.

Al pardear: El Peropalo huye, los calabaceros van a buscarle, lo traen en angarillas y lo ejecutan en la plaza. Última jota de tambor.

Llantos, risas, borrachera y baile público.


LOS RITUALES

Diana de Añonuevo

En Añonuevo los tamborileros, que durante el invierno han ido templando o poco a poco el tambor, se lanzan a las calles antes de salir el sol para conmemorar la vuelta de Llerena (Badajoz) de los antiguos peropaleros. Allí cuenta la tradición que fueron juzgados por el Santo Oficio del crimen de paganismo, al considerar que se mataba a un hombre en forma de ritual judaico. También se dice que el propio rey de España (probablemente Felipe II a su vuelta de la guerra con Portugal) impresionado por el buen ánimo de los peropaleros, les regaló los tambores que tocaron a la vuelta a casa, así como unas alabardas de plata.

Salida de la Turra: Día de la cabeza

A las cinco de la tarde del domingo de sexagésima (una semana antes del carnaval), desde la casa del peropalero mayor, se saca la cabeza del Peropalo, que, por estar hecha de una raíz de brezo, se la conoce también como “la Turra”. A ritmo de un sólo tambor, con un toque especial para la ocasión, se hace, a ritmo rápido, el recorrido habitual para, en poco tiempo, volver al lugar de origen. Todos los años el primero en cogerla es el capitán, mientras que la persona que la recoge al final es la capitana. Durante todo el trayecto, los mozos del pueblo pugnan violentamente, entre empujones y chocazos, por cogerla unos instantes antes de que vuelva a entrar en casa del peropalero mayor, pero, en realidad, basta con solicitarlo para llevarla.

A este rito, al que, en el que hace cincuenta años sólo acudían los peropalaleros seguidos por niños, ahora se ha convertido en el inicio de esa parte grotesca que tiene el carnaval; en él ya se da salida a la tensión que se agolpa en el pecho de los jóvenes partochos tras la larga espera de todo un año aguardando el retorno del Peropalo. Una vez guardada de nuevo, se baila una larga jota al son del tambor y, posteriormente, los capitanes ofrecen un convite de dulces, limonada y sangría.

Después los peropaleros salen de ronda con los tambores y la capitana acompaña a la ronda de guitarras. A partir de esos momentos se viven escenas carnavalescas por una tarde, caras tiznadas, apretones, locuras, jotas, rondeñas.. que sirven de anticipo a lo que va a venir a la semana siguiente.

Ver artículos sobre el domingo de la Cabeza

Puesta de la Aguja

La semana que transcurre entre la salida de la Cabeza y el carnaval transcurre con gran actividad y cierto nerviosismo para todo el pueblo. En casa de los capitanes se realizan dulces para el convite del martes, los calabaceros recaban las calabazas, los escopeteros llenan los cartuchos de papel y, de vez en cuando, pegan tiros al aire. Todo estará a punto para que el sábado, en torno a las cinco de la tarde, se coloque en un extremo de la plaza la aguja, una especie de escalera, en la que el Peropalo pasará gran parte de los tres días de su corta vida. Esto, que antes se hacía en el más completo anonimato, en la actualidad ha ocurrido algo similar a la Cabeza, pues los mozos se vuelven a apelotonar en dura lucha por subirse en ella antes de que, incluso, esté colocada. Este acto supone ya el inicio de toda la parafernalia del carnaval, con el desorden, bullicio, euforia y catarsis que trae consigo este festejo.

Ver post sobre la colocación de la aguja.

Confección del muñeco

Sin embargo, no es hasta la noche sin luna que va del sábado al domingo cuando se realiza, en sitio secreto, la fabricación del muñeco. Como utensilios tan sólo se utilizará una mesa de matanza sobre la que se coloca una traje de una pieza, negro, con una manga cosida al bolsillo y y con un guante blanco en la otra; al lado, un montón de heno para rellenarlo. Esto lo irán haciendo los peropaleros en completo silencio a la vez que se recitan coplas al son de un sólo tambor. Se utiliza un palo largo que se une a la cabeza. Se completa con un par de zapatos, negros y nuevos, un pañuelo blanco, de pico, y un sombrero. Se cose la apertura y es de ritual que sea una mano femenina la que cierra las zonas erógenas. Se le remata colocándole un cigarrillo en la boca.

Un alegre redoble y gritos de júbilo rematan el rito. Luego se le vela hasta que sea la hora de llevarlo a la aguja.

Endiablada o procesión del silencio

Antes de que lleguen las primeras luces del día se inicia la procesión para llevar al Peropalo a lugar en que será expuesto a contemplación pública, la aguja. La comitiva avanza entre sombras y sólo se oye el aullido que canta el Peropalero para mantener el ritmo del toque de condenado a muerte. Antes sólo iban el grupo de peropaleros y algunas mujeres allegadas; hoy día es una multitud la que, abandonando los lugares de diversión, se une al cortejo conteniendo a duras penas la emoción y emitiendo a su vez sollozos.

El Peropalo en su sitio

El muñeco tiene un lugar propio en el que está la mayor parte del día, la Aguja. Se conoce con este nombre a un artefacto similar a una escalera de mano hecha de leños gordos que se coloca en posición vertical clavada en la tierra; tiene unos aros de hierro para sujetar el palo con el que se levanta el muñeco, cuan peropalo medieval (artefacto utilizado para el entrenamiento con lanza de los caballeros), de ahí su nombre homónimo. Desde una altura de algo más de dos metros, el protagonista contempla a los paisanos y éstos le pueden observar desde todos los rincones de la plaza. Cada día tiene una orientación. El domingo tiene la cara hacia la plaza, aproximadamente mira hacia el este (viento Solano); el lunes observa la calle de la Cañada, hacia el noroeste, y el martes da la espalda a la plaza y mira hacia la calle del Barrio, el suroeste (viento Gallego), exceptuando el rato en el que se constituye el jurado antes de la Corrida de las Elecciones en el que se le castigará poniéndole contra la pared.

El Peropalo de Hogaño

Que cuidado le da a ellos

De que mire pa Solano

De que mire pa Gallego

En el caso de que llueva, para que no se moje y pueda arder bien, se le guarda en el edificio del ayuntamiento; se le sube al balcón y se le coloca en un rincón. Si es el martes, mira hacia la pared y, desde abajo, se puede leer la sentencia que tendrá a la espalda.

Varias veces al día se le coge y se le da una vuelta por el pueblo.

Las vueltas

Uno de los peropaleros se encarga, en determinados momentos de la mañana o de la tarde, de cogerlo y entregarlo al peropalero mayor quien, a su vez, selecciona a las personas adultas que se ofrecen voluntarias para transportar al Peropalo, a lo largo del paseo, por las calles del pueblos. Alrededor del protagonista va un grupo de peropaleros; unos con sus garrotas y otros tocando el tambor. Lo pueden llevar las personas adultas de cualquier sexo; cuando lo lleva una mujer hay sonrisas picaronas que denotan la creencia de que el muñeco puede tener cierto poder de talismán sexual sobre ella y ayudar a un futuro embarazo. Acompaña al grupo de peropaleros siempre una comitiva numerosa que canta coplas del festejo; con más frecuencia, aquellas en las que se pide su muerte.

El paseo se hace por un recorrido ritual. Empieza y acaba en la aguja, pero, antes de colocarlo de nuevo, se le efectúa el rito conocido como la "judiá".

La "judiá"

Se llama así a una ceremonia que se realiza en la plaza. Quienes han acompañado al Peropalo en su recorrido por las calles del pueblo se sitúan en una zona de la plaza distribuidos en cuatro grupos que se colocan en los cuatro puntos cardinales dejando una espacio vacío en medio. Un grupo, con el Peropalo, ocupa el sur; el Peropalero mayor se encargará de levantar al muñeco, bajarlo casi hasta ras de suelo con el rostro orientado hacia la tierra e izarlo de nuevo caminando hacia el norte. En el momento en que se inicia ese movimiento, se entrecruzan los grupos con el consiguiente forcejeo. La misma acción se repite varias veces al son rítmico de varios tambores. El rito termina levantado al muñeco tras la tercera pasada y todos se arremolinan brincando y abrazándose a su alrededor.

El tambor lleva a toda la comitiva hacia la aguja alrededor de la cual se dan varias vueltas a ritmo de toque de diana; quienes participan lo hacen cogidos del hombro y saltando, al tiempo que se dan exclamaciones guturales; finaliza el rito con la entrega del muñeco a un peropalero que, encaramado en la aguja, coloca al Peropalo de nuevo en su sitio.

Blusones y tiznes, camisas y jubones

Durante todas las fiestas los villanovenses se engalan con los trajes típicos o con antiguos blusones y viven la fiesta cada uno a su aire. Y es que la belleza de los mantones y los guardapieses o la blancura de las camisas bordadas no está reñida con las caras tiznadas, los gabanes viejos y los sombreros rotos de paja que la otra parte de la población viste, sin que por ello se indique su filiación de amigo o enemigo del Peropalo.

Rondas

Dado el bullicio que suele reinar en estos días es frecuente la presencia de rondas que recorren las calles cantando tonadas del rico cancionero de Villanueva. Cualquier momento es bueno para zumbarle a la botella de anís y o unirse a la ronda que por allí pase. Cada grupo de amigo lo hace a su aire.

- Ver el post en el que se explican las rondas de carnaval

Sin embargo, los guitarreros suelen quedar por las mañanas para, tras haber calentado gargantas y dedos en las tabernas, echar una ronda. En cuanto le dan a las cuerdas se les unen grupos de mujeres que no dejarán de cantar durante todas las fiestas. La ronda recorre cantando calles y plazuelas y se detiene allá donde puedan cantar y bailar a su gusto. A veces acompañan, a distancia, a los peropaleros cuando estos dan una vuelta al Peropalo. Como es una fiesta de participación y abierta, acuden también gente de los pueblos vecinos con sus guitarras; unas veces echan su propia ronda si es un grupo numeroso; otras, las más, se integran en las rondas del pueblo.

Ronda de los niños

En estos últimos años la Agrupación folklórica el Madroñal ha incorporado un nuevo acto para la tarde del lunes de carnaval. Se trata de la Ronda de los Niños, en la que se engalana a los pequeños con los trajes tradicionales y son ellos los protagonistas de una ronda en la que cantan las tonadas que previamente les habrán enseñado Modesta y Quintín, en un deseo de aficionarles a la canción tradicional. Los más pequeñitos se sitúan en la cabecera de la ronda y los guitarreros les acompañan con su música. Esta ronda es un intento por llenar la tarde del lunes de carnaval con algún acto llamativo; ya en los años ochenta se convocaron concursos de rondas y bailes de jotas tanto para adultos como para niños.

Tambores

La música ritual brota, en la fiesta del Peropalo, de los tambores. Por eso los tamborileros tampoco paran de tocar en los tres días. Además de los toques especiales de cada rito del Peropalo (cabeza, justicia, condenado a muerte, diana...), tienen varios ritmos que se pueden acompañar con singular muestra de cante jondo verato. Así la jota del tambor será de los temas más celebrados por sus oyentes, pero también gustan de tocar una variante de la malagueña a la que denominan "barreo", por interpretarla mientras van de bar en bar.

- Ver post sobre los diferentes toques de tambor que se realizan en los ritos del Peropalo

Toque de Diana

Al igual que el día de Año Nuevo, el martes de carnaval amanece también con el sonido de los tambores que se tocan durante el Toque de Diana. Este día, sin embargo, llevan una ruta distinta, pues han de despertar a los capitanes para que inicien los preparativos de las tareas del día. También pasarán a despertar al alcalde y a todos aquellos que así se lo hayan solicitado a los peropaleros, a cambio les recibirán con dulces, vino y aguardiente. Después irán a por el Peropalo, pues a él le espera un día largo y duro.

Recogida de las Alabardas

Por la mañana en la plaza, alrededor de las diez, los capitanes y sus allegados, encabezados por unos cuantos tamborileros, se dirigen a casa del cura quien les entrega una serie de alabardas y la bandera del festejo. Contaba Tío Alberto el "Saludador" que estas armas se guardan en casa del cura porque a mediados del siglo XIX, el corregidor o alcalde de la villa, procedente de un pueblo que había tratado mal a los peropaleros cuando iban en la cadena de reos hacia Llerena, harto de las burlas populares se negó a mantenerlas en el Ayuntamiento, por lo que el cura se ofreció a guardarlas. Después de recoger las alabardas y la bandera, la comitiva, encabezada por los peropaleros y los capitanes, se dirige hacia el Ayuntamiento donde el capitán ondea la bandera desde el balcón. Una vez hecho esto se dirigirán hacia casa de los capitanes, en cuyo balcón ondeará la bandera hasta la tarde. Luego se ofrecerá a todos los que acudan un convite de dulces artesanos y limonada.

Constitución del Jurado y Corrida de las elecciones

En torno a las diez de la mañana, y simultáneamente a la recogida de alabardas por los capitanes, se constituye en el ayuntamiento el jurado que sentencia a muerte al Peropalo. Durante ese tiempo el Peropalo permanece mirando a la pared, castigado. Este acto en la actualidad se limita a colocar dicha sentencia en verso en la espalda del muñeco centrándose el acto en escarnio público que sufre un individuo que lo suplanta y es paseado a lomos de un asno (el mismo todos los años) por un recorrido fijo. El pueblo entero celebra la condena y se burla del jinete, que suele ir con un grotesco disfraz; a su alrededor se canta y baila. Por delante del jinete hay una soga de unos doscientos metros con la que juegan a envolverse los chicos y chicas que tiran de ella.

Ofertorio de los Calabaceros

A las cuatro de la tarde se constituye el tribunal y salen los calabaceros, un grupo de jóvenes que antes lo formaban los quintos; tiznados, la cabeza cubierta, y ropas estrafalarias forman una esperpéntica comitiva en la que resaltan el palo y la larga cadena de calabazas de agua que lleva cada uno de ellos. Van haciendo grotescas cabriolas y les acompañan un par de personas; uno de ellos lleva un cuerno y el otro un corcho, objetos con los que se ayudarán en su misión de secretarios de las ofrendas que se harán poco después. En mitad de la plaza les recibirán los tamborileros, que les llevarán con un son de tambor especial para la ocasión hasta el otro extremo de la plaza, donde hay un par de bancos situados el uno frente otro; allí se acomodan dejando un pasillo en medio como paso que lleva a una mesa donde las autoridades locales, que han llegado antes, recogen la ofrenda de quienes voluntariamente entrar a ofrecer.

Una vez situados los calabaceros en los bancos, las autoridades en la mesa y los portadores del corcho y el cuerno a su vera, empieza el esperpéntico ofertorio. La gente comienza pasar, individualmente, parejas o pequeños grupos hasta la mesa de la autoridad. Allí depositan cierta cantidad de dinero, que luego invertirán los peropaleros en una buena comilona y pasan a firmar con el secretario. Este hará firmar al ofrendatario con un cuerno untado en pimentón aguado, a modo de sangre. Mientras tanto, el portador del corcho arrojará confites (antes era paja) al rostro del desafortunado, con la sorpresa consiguiente. En la actualidad se ha perdido el carácter de cuestación para misas de ánimas que tenía en épocas anteriores (y en otros carnavales de ánimas), pero algún cantar lo recuerda.

Que cuidado le da a ellos

Que el Peropalo repita

que es limosna que hacemos

a las ánimas benditas

Ver los artículos relacionados con los calabaceros.

Acto seguido, según sale, los calabaceros descargarán sobre sus espaldas abundantes golpes de calabaza que serán recibidos con entusiasmo por los ofrendatarios, a pesar del consiguiente dolor. Sobre la cabeza de las mujeres suena el entrechocar de las calabazas sin rozarles el pelo.

El Paseo

Casi simultáneamente al ofertorio de los calabaceros tiene lugar otro acto paralelo al mismo. Se forma una solemme comitiva que parte de la casa del capitán y que dará varias vueltas al pueblo antes de acabar en la plaza junto a los propios calabaceros. En cabeza se sitúan los tamborileros, tocando al igual que en otros momentos, un son especial para la ocasión. Detrás de ellos se situa el capitán con la Bandera Peropalera, flanqueado por los alabarderos en dos filas paralelas. Detrás del capitán y escoltada además por dos damas de honor, camina la capitana portando una zarza con un grueso chorizo en el extremo que representa el miembro viril del castrado Peropalo.

Detrás de los alabarderos y capitanes camina el Peropalo acompañado por toda la gente que desea acudir al evento, ataviados como siempre con los vistosos trajes típicos y cantando la "Capitana", tierna tonada de amor que se reserva casi exclusivamente para el martes de carnaval. La numerosa comitiva recorre lentamente y varias veces un recorrido fijo por las calles del pueblo. Una vez que el Paseo llega a la plaza, los alabarderos se encargan de formar un círculo donde luego se tirará la bandera. Cuando la capitana entra a ofrecer, los calabaceros cesan en sus golpes y se arrodillan balbuceando ellos también la toná de la Capitana. La capitana entonces ofrenda el chorizo que cuelga de la zarza y lo deposita sobre la mesa.

El baile de la Bandera (jura)

Acto seguido el capitán entrega cierta cantidad monetaria e inicia el volteo de la bandera que consiste en una serie de ejercicios que comienzan con el desplegar la bandera recorriendo los bordes del círculo. Luego realiza una serie de ejercicios de habilidad y fuerza al pasar la bandera, por delante, por detrás, por la espalda, entre las piernas; el ejercicio se termina al izar la bandera sobre su cabeza, momento en el que entran en el círculo sus familiares para felicitarle levantándole y sacarle a hombros. A este rito se le conoce como "la jura de la bandera". Después del capitán tira la bandera todo aquel que así lo solicite, pero tiene que pasar, entre los calabaceros, a ofrecer una pequeña cantidad. El último en bailarla será el capitán del año siguiente.

Angarillas, muerte y luto

Antes de finalizar tanto el ofertorio como la jura de bandera, el Peropalo huye; se lo llevan, de prisa, por callejuelas laterales hasta llegar a casa del peropalero mayor. Una vez acabado el ofertorio, y los calabaceros, una vez dejadas los mazos de calabazas en el ayuntamiento, acuden a esa misma casa, acompañados por los tamborileros que les jalearan con un rápido toque de tambor mientras la euforia domina el ambiente.

Después recogen las angarillas en que portan el cuerpo decapitado y llevan el cadáver a la plaza, contando con la oposición de los vecinos que se vengan de los golpes de los calabaceros tratando de liberar al Peropalo. Una vez en la plaza los calabaceros mantearan los restos descuartizados por los tiros de los escopeteros y, finalmente, lo prenden fuego. Esta comitiva, desde su inicio, es acompañada por un grupo de enlutadas mujeres que se cubren la cara con su propio guardapiés y lloran amargamente la muerte del Peropalo. Alguna, de cuando en cuando, recuerda con nostalgia las habilidades eróticas del difunto: "lo bien que lo hacía".

El cuerpo del protagonista acaba quemado en la plaza y sus cenizas se esparcen por doquier. Una larga jota, ejecutada por los tamborileros y bailada por la mayoría de los asistentes, pone el broche final al festejo.


Fotografías de Juan Orejudo


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